sábado, 3 de febrero de 2007

Decepciones anunciadas.

Lo sabía, desde un principio lo sabía. Desde que decidí lanzarme a la piscina sabía perfectamente que no había agua para mi, que daría de bruces en el fondo, me partiría los dientes y saldría herido y sangrado... y aun así salté, salté totalmente decidido con la esperanza futil, vana, de que la piscina se llenará en lo que yo caía al fondo. Pero no fue así, pues el agua ya estaba preparada para otro, como siempre, y yo solo había de ver el suelo del fondo, como siempre, y sonreir por no llorar antes de darme de bruces contra la cruel realidad.

Ahora... bueno, ahora toca lo de siempre, resignarse, hacerse a un lado para dejar pasar a la felicdidad... para dejarla pasar de largo y esperar a ver si vuelve a pasar por esta calle. Vivo en Calle Melancolía, como decía Sabina y se me escapa una vez mas el tranvía. Mi pregunta resuena con mas fuerza una vez mas en mi cabeza, tengo yo billete al Barrio de la Alegria?

Pero eso es indiferente, la esperanza juega malas pasadas y la imaginación es una zorra. Ultimamente estos dos conceptos tan abstractos copan mis post y mis escritos y es que hay mucho de que hablar al respecto. Vil esperanza, me encanta esa medio-poesia medio esrbillo de cancion que publique en Las Cronicas del Hombre del Traje Gris, plasmé genial la ira, la desesperacion y por ultimo la aceptación que provoca este summun de la esencia humana.

En fin, sucesos, y el miercoles tengo una fiesta con los viejos compañeros del internado de Avila, buenos tiempos aquellos, es solo que ella, la que argumentó que se le habia pasado tambien estará y... aunque ya lo tengo superado, aun me duele, supuso una epoca muy oscura y dificil de mi vida que aun hoy me condiciona por el peso que adquirí a raiz de todo aquello. Pero bueno, el resto se lo merece y fueron buenos tiempos, haré por no recordar aquello, hacer que nunca pasó y que vuelvan a correr aquellos tiempos, que cantemos a voces Oasis, Sabina e Ismael Serrano y nos partamos de risa recordando aquellos tiempos.

Y no, no me quejo, ni me lamenteo, tan solo cuento, comento. Tengo unos amigos de puta madre, una familia que me quiere y una vida bastante buena. Mal de muchos consuelo de tontos, y bien orgulloso de ser tonto y... jilipollas.

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